El BDSM es un conjunto de prácticas sexuales que tienen en común el intercambio erótico y temporal de poder. Durante el tiempo que dure dicho intercambio uno de los participantes tiene el control de lo que se hace, siempre dentro de los límites previamente consensuados.
El término BDSM es en realidad unas siglas, que corresponden a un total de seis palabras:
- Bondage: ataduras eróticas. Se incluye aquí cualquier atadura hecha con fines sexuales, sin necesidad de que sea complicada o aplique unos principios estéticos concretos.
- Disciplina: prácticas de adiestramiento de la persona bottom, para que siga ciertas conductas, adopte determinadas posturas, etc.
- Dominación / sumisión. Se trata de la práctica en la que el disfrute procede del control que una de las personas involucradas ejerce sobre la otra. Este control se expresa en mandatos, prohibiciones y órdenes.
- Sadismo / masoquismo: práctica en la que se obtiene el placer a partir del dolor, sea físico (cera caliente, azotes) o mental (humillaciones).
Estas categorías no son rígidas, y normalmente los practicantes de una de ellas disfrutan, aunque sea a un nivel menor, de las demás.
Qué no es
El BDSM se caracteriza por prácticas que, desde fuera, pueden parecer claramente maltrato. Azotes, humillación pública y privada, castigos cuando no se cumplen las órdenes… son cosas que también puede hacer un maltratador. Sin embargo, es necesario recordar que en BDSM esas actividades son consensuadas. Esto quiere decir que no son meramente “consentidas” por la parte bottom, que “acepta” cumplir una fantasía de la otra persona, sino al contrario, deseadas y queridas por todos los participantes.
Así pues, el BDSM no es maltrato. Sin embargo, afirmar eso no quiere decir negar que en este ambiente haya relaciones tóxicas, maltrato y violencia de género. Al contrario: puede perfectamente haberlo y de hecho lo hay. La asociación BDSMK toma partido por denunciar y visibilizar estas conductas con el objetivo decidido de expulsar a las personas que las realicen y conseguir una comunidad sana y libre de depredadores. No podemos quedarnos en afirmar que el BDSM no es maltrato: tenemos que trabajar para que en el BDSM no haya maltrato.
Desigualdad de género
El tópico del BDSM, que ciertos libros y ciertas películas han ayudado a popularizar, es el del dominante maduro, rico y guapo que guía a una joven sumisa e inexperta, forzando prácticamente su voluntad, a la realización de prácticas sexuales “extrañas”. Pero esto no tiene por qué ser así: el tópico no refleja la viveza y diversidad de la comunidad BDSM.
Para empezar, el BDSM no tiene por qué ser heterosexual. De hecho, en su origen no lo fue: el término nace dentro de los ambientes gays, donde sigue teniendo fuerza. Actualmente ha adquirido también bastante implantación en el entorno lésbico. Volviendo al plano heterosexual, el tópico del hombre maduro y dominante que guía a una jovencita tampoco se mantiene: hay mujeres dominantes, hay personas que dominan a otras de mayor edad, hay bastantes jóvenes que están descubriendo que les gusta uno de los roles (o incluso ambos), hay prácticas que no incluyen lo que suele entenderse como “dominación”, etc. En definitiva, la sexualidad no convencional es muy diversa y el tópico no la refleja bien.
Es cierto que el BDSM se basa en intercambio de poder, lo que implica una desigualdad. Pero es una desigualdad negociada libremente desde la igualdad. Las prácticas BDSM presuponen una igualdad de partida, que una de las partes cede durante un tiempo para el disfrute de ambas.
Seguridad
Si te interesa el BDSM y quieres tener prácticas de este tipo, hay algunos consejos de seguridad que convendría que conocieras. Sirven tanto para reconocer a una persona potencialmente tóxica como para precaverte de la inexperiencia.
Sin embargo, no queremos que esta sección se convierta en una forma de echarte la culpa si alguien te agrede. Al contrario, la única culpa de una agresión es de quien la comete, no de la víctima. Siempre y en todos los casos.
Antes de nada
Conócete. Ten claro, en la medida de lo posible, qué te gusta y qué no. Y si el BDSM no te atrae, o al menos no te da curiosidad, no entres. No tienes ninguna obligación de practicarlo, ni hacia tu pareja ni hacia nadie. Éste es un espacio de libertad y nadie debería entrar bajo coacciones.
Conocer a alguien
Cuando empieces a ligar con alguien en el ambiente BDSM, hay algunos marcadores que te permitirán reconocer a gente de la que quizás es mejor alejarse:
Inician el juego sin tu consentimiento. Por ejemplo, exigiéndote que les llames por un determinado título (señor/a, por ejemplo) o tratándote como si ya tuvierais una relación (“hola, zorra” o “a sus pies, señora”) en las primeras interacciones, antes de que se haya negociado nada. Hacer esto por sí mismo es algo relativamente común, y si a ti te apetece seguir el juego todo está bien. El problema es cuando consideras que ese acercamiento es irrespetuoso, lo haces saber y la persona se enfada.
No tienes la obligación de tener un intercambio de poder (aunque sea tan leve como unos mensajes privados en cualquier red social) que no te apetezca tener. Nadie tiene el derecho de exigirte nada porque te identifiques con tal o cual rol.
Mandan mensajes predefinidos, en plan “copia y pega”. Es una conducta relativamente común en Internet, normalmente entre varones.
No dejan de criticarlo todo: cuidado con una persona que habla mal de todo el mundo, sea del resto de miembros de la comunidad, de sus ex, de su familia o de las personas con las que trabaja. Si alguien ha tenido problemas con toda la gente que le rodea, lo más probable es que la causa de esos problemas sea él. Solucionar estos problemas en el trato cara a cara puede ser más complicado, pero en Internet recuerda: el botón de bloquear es tu amigo.
Quedar con alguien
Bueno, ya has conocido a una persona que te gusta y vas a quedar con ella. En esta primera cita hay algunos consejos que irá bien tener en cuenta:
La primera cita en BDSM muchas veces es un “café de límites”, es decir, quedar para tomar algo y contaros mutuamente cómo veis el intercambio de poder, qué os gusta, qué no os gusta… en definitiva, ver si conectáis y hay química.
Otra opción, si os habéis conocido por Internet, es quedar por primera vez en una fiesta o encuentro del ambiente. Si se niega y descubres que se trata de alguien a quien la comunidad no acepta, eso podría ponerte sobre aviso.
El truco de la llamada de seguridad (que alguien te llame a la hora de haber empezado la cita, para tener una excusa para salir de ahí) también se usa en BDSM. Puedes también usar el inverso: llamar tú a alguien cada X tiempo para . Nadie razonable se va a negar.
El BDSM incluye prácticas de riesgo. Esto hay que tenerlo claro antes de plantearse hacer nada. Azotar o atar a alguien pueden ser prácticas extremadamente excitantes, pero también pueden acabar con una visita al hospital. Asegúrate de que todo el mundo sabe lo que está haciendo y tiene claro cómo se manejan todos los juguetes. Esto puede parecer una tontería ahora, pero dejará de parecértelo si quieres azotar a alguien con un látigo y acabas con un trallazo en el ojo.
Hablando de juguetes, la higiene es importantísima. Limpiadlo todo después de usarlo o usadlo envuelto en un condón.
Por supuesto, todas las normas sobre sexo seguro que se recomiendan para las prácticas vainilla siguen vigentes en BDSM.
Reconocer a una persona tóxica
Las primeras señales de la toxicidad y del maltrato son sutiles. Algunas son las siguientes:
Intenta aislarte de la comunidad, bien sea impidiendo que vayas a reuniones o hablando mal de todo el mundo salvo de su propio grupo o amistades.
Miente.
Te pide que no busques más información sobre BDSM de la que te proporciona, que no consultes tus dudas con más personas y que no tengas otros referentes.
Glosario
BDSM
Conjunto de prácticas sexuales que tienen como nexo común el intercambio erótico y temporal de poder. Durante el tiempo en que dure dicho intercambio uno de los participantes tiene el control de lo que se hace, siempre dentro de los límites previamente consensuados.
El término BDSM es en realidad unas siglas, que corresponden a un total de seis palabras:
Bondage: ataduras eróticas. Buena parte del bondage consiste en el arte japonés del shibari, hasta el punto de que se suelen emplear como sinónimos. Sin embargo, mientras que el shibari implica la aplicación de ciertos principios estéticos, el bondage es algo más amplio, e incluye cualquier atadura hecha con fines eróticos. La fuente del placer del bondage es tanto mental (la sensación de libertad que da el dejarse llevar) como física (el roce y la presión de la cuerda).
Disciplina: prácticas de adiestramiento de la persona bottom, para que siga ciertas conductas, adopte determinadas posturas, etc.
Dominación / sumisión. Normalmente abreviado como D/s, se trata de la práctica en la que el disfrute procede de la dominación de una de las personas involucradas por parte de la otra. Dicho dominio se expresa en mandatos, prohibiciones y órdenes. Esta práctica no necesita contacto físico, y es relativamente común que se realice a través del teléfono o de Internet.
Sadismo / masoquismo: práctica en la que se obtiene el placer a partir del dolor, sea físico (cera caliente, azotes) o mental (humillaciones).
Estas categorías no son rígidas, y normalmente los practicantes de una de ellas disfrutan, aunque sea a un nivel menor, de las demás.
SSC / RACSA:
SSC es el término que define las características que separan al BDSM de los malos tratos. Es un acrónimo de safe, sane and consensual (seguro, sensato y consensuado): mientras una práctica cumpla con esos tres requisitos se considerará aceptable.
Hoy en día buena parte de la escena tiende a considerar superado el protocolo SSC: se prefiere poner el énfasis en el consentimiento informado y quitarlo de la seguridad, puesto que toda práctica BDSM conlleva riesgos. El término que se emplea para definir esta nueva forma de entender las cosas es RACK o, en castellano, RACSA (riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexualidad alternativa).
Sin embargo, el término SSC sigue siendo útil para describir de forma general, sobre todo de cara a dar una explicación rápida a personas de fuera de la comunidad, cómo funciona una relación BDSM.
Sesión:
El periodo durante el cual se ejerce el intercambio de poder. Lo común es que las sesiones tengan un inicio y un final definido, pero a veces se trata de algo más fluido, e incluso hay relaciones que no realizan sesiones (ver “24/7”).
Top / bottom:
El BDSM es intercambio erótico y consensuado de poder. Eso quiere decir que hay una persona que cede parte de su autonomía personal durante un tiempo y otra que la recibe. La persona que cede poder (la que queda “abajo”) se denomina bottom; la que recibe el poder (quedando, por tanto, “arriba”) se denomina top.
Dentro de estas dos categorías tan amplias hay infinidad de roles. Son roles top los de dominante, ama/o, daddy/mommy, atador/a, master, etc. Son roles bottom los de sumisa/o, esclava/o, little, brat, receptor/a de ataduras, etc. No existe una definición objetiva y universalmente aceptada de ninguno de estos conceptos: en la práctica cada quien emplea los que cree que le definen mejor.
Hay que tener en cuenta que top y bottom no son más que los términos que determinan las preferencias que cada quien tiene en sesión: nadie es su rol. Porque alguien se defina como sumiso o masoquista no quiere decir que fuera de sesión tenga que tener un carácter débil o pasivo, y hacer esa clase de insinuaciones es bastante ofensivo.
Tampoco es necesario encasillarse de forma rígida en la posición de top o en la de bottom. Existen las personas switch, que son las que se sienten cómodas en ambos roles. Así, alguien que es dominante en una relación D/s podría disfrutar intensamente siendo atado o azotado por su sumi o por otra persona.
Palabra de seguridad:
Elemento propio de las relaciones BDSM. Consiste en un término acordado entre top y bottom que, cuando es pronunciado, detiene inmediatamente la sesión. La palabra de seguridad se establece porque en BDSM la protesta de la parte bottom puede ser parte del juego: es necesario, entonces, que la parte top pueda distinguir cuándo se está ante una queja real que expresa de verdad el deseo de no continuar.
Normalmente es la persona bottom quien emplea la palabra de seguridad, por razones obvias. Si está amordazada suele sustituirse por el “gesto de seguridad”, que puede consistir en dejar caer algo sonoro que previamente haya cogido. Ejemplos comunes de palabras de seguridad son términos significativos para quien la debe recordar (el nombre de un amigo o familiar) o vocablos que normalmente nunca se usarían en una relación sexual (“¡espárrago!”). A veces se usan las palabras “amarillo” y “rojo” para indicar, respectivamente, el deseo de que la persona top tenga más cuidado o de que detenga la sesión.
La palabra (o gesto) de seguridad debe respetarse siempre y sin excusas, sin que la parte top entre a valorar si se ha empleado correctamente. No hacerlo así es una agresión sexual.
Aftercare:
Las sesiones de BDSM pueden ser experiencias muy intensas, tanto a nivel físico como a nivel emocional. Tanto para la parte top como para la parte bottom, una sesión puede significar contactar con partes de sí que no conocían o un desgaste importante de energía física o mental. La sensación de catarsis es relativamente habitual.
El aftercare es el periodo de cuidados mutuos que los participantes se prodigan entre sí inmediatamente después de una sesión, para atemperar esos efectos y convertirlos en algo positivo. Normalmente consiste en hablar de la experiencia y de los sentimientos y emociones que ha suscitado, aunque no tiene por qué que ser así. Suele ir acompañado de mucho contacto físico (besos, abrazos, caricias, incluso sexo vainilla) y, si todo ha ido bien, de palabras de agradecimiento.
24/7:
Modelo de relación D/s donde no existen sesiones definidas, es decir, donde el intercambio de poder ocupa las 24 horas de los 7 días de la semana. Para que una relación de este tipo prospere es necesario que ambos miembros de la pareja lo tengan muy claro y es muy conveniente que los dos tengan experiencia previa en BDSM.
Límite:
La sexualidad no convencional abarca docenas de prácticas, filias y fetiches, desde las más famosas (azotes, cuerdas) hasta las menos conocidas (knifeplay, momificación). No todo el mundo desea probar todas esas prácticas: los límites son, precisamente, las prácticas que a cada persona no le atraen.
Convencionalmente las prácticas de sexualidad no convencional se dividen en tres categorías:
Cosas que quiero hacer (o, incluso, cosas que necesito hacer). A veces se denomina a esta categoría “límite positivo”.
Cosas que en este momento no quiero hacer, pero que podría hacer en circunstancias adecuadas, por ejemplo si tengo el nivel suficiente de excitación (límites blandos).
Cosas que no quiero hacer bajo ningún concepto (límites duros).
Los límites son fluidos, es decir, van cambiando según la persona evoluciona. Un límite duro puede pasar a ser blando, o incluso positivo. O al revés, alguien puede probar una práctica que le apetecía mucho y que salga tan mal que pase a su lista de límites duros.
Sin embargo, esta fluidez no debe ser una excusa para que el resto de participantes de la relación intenten forzar la realización de una práctica que la otra persona no desea hacer. Al contrario: los límites de una persona hay que respetarlos tal y como están ahora. Tener límites no es malo: no se trata de una debilidad ni el objetivo es que a todo el mundo le gusten todas las prácticas.
Existen bastantes listas de prácticas y fetiches ya preparadas para marcar límites, como ésta o ésta. Es muy aconsejable que al principio de una relación BDSM ambos miembros de la pareja completen la lista y hablen de sus límites.
Kink:
Palabra que engloba toda la sexualidad no convencional, tanto al BDSM como a aquellas prácticas que no incluyen un intercambio de poder (fetichismos, parafilias, etc.). El término no tiene traducción directa al español y tampoco se suele castellanizar por lo fácil que sería confundirlo con los quinquis.
Subspace:
Estado mental alterado en el que puede entrar la parte bottom de una relación si la sesión está siendo particularmente intensa. Se parece a una borrachera o a un subidón de droga: hay una desconexión de las sensaciones de dolor, las preocupaciones, el espacio o el tiempo y se reducen drásticamente las habilidades comunicativas.
Es muy importante que la parte top sepa reconocer un subspace y, llegado el caso, sacar a la parte bottom de él, ya que en este estado se hace muy difícil que se pronuncie la palabra de seguridad.
Fiesta:
La comunidad BDSM tiende a ser gregaria y a organizar fiestas y eventos de todo tipo. En ellas se realizan actividades de BDSM (es común, por ejemplo, que haya personas atándose), se representan performances y a veces se practica sexo, todo ello desde el respeto y la absoluta libertad: nadie tiene que hacer nada que no le apetezca, y el personal de la fiesta atenderá cualquier queja que se haga a ese respecto.
Es aconsejable acudir a fiestas (hay eventos abiertos, a los que se puede apuntar todo el mundo) para empezar a conocer a la comunidad local, intercambiar opiniones y consejos, etc.
Vainilla:
Término que engloba las prácticas sexuales convencionales, que no implican intercambio de poder ni fetichismo de ningún tipo, y por extensión a las personas que las practican. Se emplea este término por entender que la sexualidad humana es como una heladería gigantesca, con todos los sabores de helados del mundo. El practicante de sexo convencional es el cliente que entra y, sin mirar, pide uno de vainilla.
Recursos
Libros teóricos sobre BDSM
El BDSM y el resto de relaciones no convencionales han generado una gran literatura. Aquí mencionamos los libros más conocidos o los que nos han parecido más útiles. Por desgracia mucho de ese material está en inglés y no ha sido traducido al español.
GENERALES:
BDSM. Estudios sobre la dominación y sumisión – Thomas S. Weinberg.
BDSM. Introducción a las técnicas y su significado – Jay Wiseman. (BDSM 101, Ed. Greenery Press).
Armarios de cuero – Olga Viñuales, Fernando Saez.
The New Topping Book – Dossie Easton, Janet Hardy.
The New Bottoming Book – Dossie Easton, Janet Hardy.
When Someone You Love is Kinky – Dossie Easton, Catherine A. Liszt (pseudónimo de Janet Hardy).
The Better Built Bondage Book – Douglas Kent.
Screw the Roses, Send Me the Thorns – Philip Miller, Molly Devon.
Come Hither – Gloria Brame.
The S&M Feminist – Clarisse Thorn.
BDSM & Culture – Clarisse Thorn.
RELACIONES D/S
The Control Book – Peter Masters.
Master/slave Relations: Handbook of Theory and Practice – Robert J. Rubel.
Living M/s A Book for Masters, slaves, and Their Relationships – Dan Williams, Dawn Williams.
SHIBARI:
Complete Shibari (dos volumenes) – Douglas Kent.
Bondage for Sex – Chanta Rose.
Shibari you can use – Lee Harrington.
More Shibari you can use – Lee Harrington.
Showing you the ropes – Two Knoty Boys.
Back on the Ropes – Two Knoty Boys.
TÉCNICAS
The Human Pony – Rebecca Wilcox.
The Compleat Spanker – Lady Green (pseudónimo de Janet Hardy)
Libros de ficción
El BDSM y el kink han dado también para ambientar obras literarias de ficción, de entre las cuales destacaos las siguientes:
Nueve semanas y media – Elizabeth McNeill.
La pianista – Elfriede Jelinek.
Historia de O – Pauline Réage.
El amante lesbiano – José Luis Sampedro.
The Marketplace – Laura Antoniou.
Trilogía de la Bella Durmiente (El rapto, El castigo y La liberación) – Anne Rice.
Saga de Kushiel (9 novelas agrupadas en 3 trilogías, en inglés) – Jacqueline Carey.
Crónicas de Gor (33 novelas hasta la fecha) – John Norman.
Justine o los infortunios de la virtud – Donatien Alphonse François de Sade.
Los 120 días de Sodoma – Donatien Alphonse François de Sade.
The Way of a Man with a Maid – Anónimo.
Películas
También hay una buena cantidad de filmes, tanto de ficción como documentales, en los cuales el BDSM tiene importancia.
Secretary.
Preaching to the Perverted.
Historia de O.
El portero de noche.
Amante, querida, puta.
El jardín secreto.
Exit to Eden.
Mentiras.
The Pet.
SM-Rechter.
Graphic Sexual Horror (documental sobre Insex).
Kink (documental sobre Kink.com).
Yes, we fuck (documental sobre la sexualidad de personas con diversidad funcional).